PRÍctor Cata nunca se ha comprometido con ninguna causa honorable. Ha preferido la comodidad de un romanticismo teatral; su falso orgullo por sus tradiciones y su entorno social, y su inmoralidad, han quedado exhibidos públicamente en los últimos meses.
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A decir de PRÍctor Cata, él ahora está decidido a adoctrinar a sus subordinados: “Yo te voy a enseñar a ser político; yo antes usaba huaraches y ahora uso zapatos”, ofrece como primera lección de su aún muy breve, apenas existente, experiencia en el servicio público.
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Ante Feliguango Marín, y otros cómplices del mugrero de Seculta (Secretaría de Culebras Trácalas), PRÍctor Cata “reprende” a quienes no se alínea a su sistema administrativo de corrupción y las formas “políticamente correctas”. PRÍctor Cata, COBARDE Y MONTONERO, se rodea de sus más fieles cómplices para hostigar, vituperar y amenazar: “¡Regrésate a tu Pueblo!”, sentencia, mientras da turno a cada uno de sus subordinados para darle vuelo a la hilacha con insultos hacia el reprendido en turno.
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PRÍctor Cata “se formó” en la antropología social, colaboró en la subsecretaría de DIVERSIDAD CULTURAL y ha recibido reconocimientos por su contribución a favor de la lengua zapoteca, PERO NO SOPORTA LOS HUARACHES.
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PRÍctor Cata DISCRIMINÓ a Nathanael Lorenzo Hernández, ex director en Seculta que ocupó brevemente el cargo y renunció, por dignidad, tras hostigamiento y otras muestras de violencia. PRÍctor Cata, el gran defensor de la diversidad y las tradiciones de los Pueblos Originarios, DISCRIMINÓ –repito– a Nathanael Lorenzo Hernández por sus formas de vestir y peinarse. Lo hostigó, insultó y discriminó hasta el cansancio, hasta que Nathanael Lorenzo Hernández renunció y regresó, no a su Pueblo, sino a la encomienda para la que había sido llamado originalmente: A trabajar por la Conciliación y la Paz en Uajacalifornia en el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública.
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Nathanael Lorenzo Hernández, como director, señalaba duramente y sin titubeos, los errores y pecados administrativos en Seculta. A Nathanael le preocupaba que en Seculta hubiera de todo menos intelectuales y artistas, sino burócratas o, en su defecto, artistas e intelectuales que catafixiaron su fracaso por un hueso, y quedaron atrapados en las aguas mansas y espesas de la mediocridad administrativa y la corrupción.
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Para PRÍctor Cata y sus cómplices enquistados en el romanticismo teatral y el saqueo, decirles en sus caras, con gran valor, en lo que están equivocados, lo que están haciendo mal, señalar la CORRUPCIÓN y su MEDIOCRIDAD, fue un duro golpe que no pudieron tolerar, como la princesa que no pudo dormir por la molestia de un frijol bajo una docena de colchones. No tuvieron el valor, no tuvieron palabra, no tuvieron la estatura para aceptar sus errores y corregirlos, y en lugar de eso, prefirieron crucificar al único que pudo rescatar a Seculta del horripilante marranero en que se ha convertido.
