Dos eventos llamaron la atención en México y Estados Unidos ó bien del mundo entero esta semana, sin duda alguna.
La renuncia de Biden a la reelección en Estado Unidos y, la detención del Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López “El Chapito” en el estado de Texas y, la aparente liberación de Ovidio Guzmán López de la prisión en el país vecino.
Todo en un extremo entorno de rareza y confusión, con poca información certera ó confiable, algo que genera mucha especulación y teorías conspirativas, más aún porque está a punto de arrancar la carrera por la sucesión presidencial en Estados Unidos y de iniciar una nueva etapa presidencial en México.
Si a esto le agregamos el supuesto atentado a Trump días atrás, la situación se vuelve más complicada y difícil de entender.
¡Parecería que la realidad venció a la ficción!…
¡Nunca se había visto algo así en la historia!…
Unos capos importantes que se entregan no en su país, sino ante el FBI en el mismísimo Estados Unidos, como corderitos al matadero.
Un atentado donde el Servicio Secreto no ve a un tirador que todos ven, donde a pocos metros, con mira telescópica falla su disparo y solo roza la oreja del candidato güero -cosa que hoy también ya está en duda- y un presidente que dimite por las razones que sean, estando supuestamente arriba en las encuestas. La cosa pues, se está poniendo muy caliente y peliaguda. Habrá entonces ver qué pasa aquí.
Alguna mano negra está moviendo la cuna, a menos que Dios ó los extraterrestres nos estén haciendo una mala jugada.
Y lo digo porque todos estos hechos, traerán sin duda consecuencias insospechadas tanto en el país vecino como en México.
Aunque no soy especialista en seguridad pública y delincuencia organizada -no aspiro serlo-, es escasa la información de lo que está pasando, se puede dilucidar que habrán consecuencias políticas de relaciones internacionales y quizá hasta en nuestro país, un aumento en los enfrentamientos internos del cartel de Sinaloa por la sucesión de su liderazgo y el ataque de otras organizaciones delincuenciales para menguar la fuerza de dicho cartel.
Poniendo en una difícil situación la entrada del nuevo gobierno nacional.
Quizá una explicación sobre la detención de los capos ya señalados, responda a que el gobierno actual de Biden se adelantó a Trump y le bajó las banderas de su más fuerte argumento político, con ello, ganar más puntos en las preferencias electorales. Puede ser todo, pero… ¡qué habrá consecuencias!… ¡las habrá!.
Por cierto, después de tantas cosas inverosímiles que están pasando, pueda pasar otra. Que al igual que en México, los gringos tengan también la primera mujer presidenta en su historia. Ya que todo indica que será la candidata demócrata Kamala Harris. Situación que podría beneficiar la relación bilateral México-Estados Unidos, porque seguro la sensibilidad y el lenguaje entre mujeres es mucho más franco y abierto que el que tienen y han tenido los decrépitos políticos masculinos.
¡Ojalá así sea!…
Pero como buenos oaxaqueños, ubiquémonos en nuestra más grande fiesta estatal “La Guelaguetza” o “Lunes del Cerro”, donde refrendamos la unión y generosidad de nuestros pueblos que, con felicidad y alegría nos mostramos al mundo como una entidad diversa en razas, bailes, música, cultura, tradiciones, gastronomía y formas de expresión. Por encima de todas nuestras diferencias.
Que esta fiesta, sea motivo de reflexión para que el mundo entero vea cómo siendo distintos, podemos vivir en armonía, aún en la extrema marginación y pobreza, cosa que no queremos siga siendo así para las nuevas generaciones.
Sean pues estos días de fiestas, motivo de alegría, pero también de reflexión para valorar la importancia de la armonía comunitaria y la paz social. Si podemos bailar y cantar juntos, también podemos convivir pacíficamente y generar una fuerza de cohesión, para crecer económicamente y desarrollarnos con equidad y eficiencia como sociedad.
¡¡¡QUÉ VIVA LA GUELAGUETZA!!!
Y la sugerencia musical que no podía faltar en estas fechas es: “Flor de Piña” con la “Banda Filarmónica Renacimiento”.
