A finales del año pasado y a través de un acuerdo secreto que implicó un pago de 200 mil dólares, el gobierno de Estados Unidos dejó libre bajo fianza a Pablo Vega Cuevas, alias El Transformer, líder del cártel de Guerreros Unidos en la zona de Chicago.
Las comunicaciones de WhatsApp interceptadas por las autoridades estadunidenses revelan su talante de “jefe”, razón por la cual el presidente Andrés Manuel López Obrador le pidió personalmente a la vicepresidenta Kamala Harris el expediente de aquellas conversaciones, para esclarecer el papel del “quinto camión” donde viajaban algunos estudiantes, uno que presuntamente llevaba un cargamento de heroína hacia Chicago, donde operaba Pablo Vega Cuevas y otros miembros de la banda delictiva.
El Transformer entró en una prisión estadunidense en diciembre de 2014, unos meses después de la tragedia de Ayotzinapa, y está procesado por cargos de delincuencia organizada y tráfico de drogas, no necesariamente relacionados con la desaparición de los estudiantes, pero su testimonio en cortes mexicanas podría dar claridad de la conexión Iguala-Chicago.
MILENIO consultó la “fianza de comparecencia” y otros documentos judiciales que muestran que, pese a su peligrosidad y nivel de conocimiento sobre el tráfico de drogas binacional, El Transformer no está preso y en cambio espera sentencia desde algún lugar de Estados Unidos.
Un líder en Chicago
Abril de 2014. Las autoridades estadunidenses le seguían la pista a este hombre moreno de ojos rasgados, pelo a ras de cabeza y un pendiente en la oreja derecha. Comenzaban a intervenir sus comunicaciones para intentar descubrir cómo Vega Cuevas había logrado distribuir tanta droga en el estado de Illinois, Estados Unidos.
A través de intercepción de llamadas telefónicas y casi por casualidad, la Administración de Control de Drogas de ese país (la DEA) descubrió una serie de chats que a la postre serían fundamentales para intentar esclarecer una de las desapariciones masivas más aterradoras en la historia de México.
Los agentes de inteligencia de la agencia antidrogas vincularon a Vega Cuevas con otras dos personas en México, José Ángel Casarrubias Salgado, alias El Mochomo o El Soldado del Amor, y su hermano Adán, que tenía por apodos El Tomate o El Silver.
Ellos formaban parte la cúpula de Guerreros Unidos –escisión del cártel La Familia Michoacana–, una banda guerrerense antaño operada por un tío de los hermanos Casarrubias en franjas del sureste de México y que en aquellos años había manifestado cierto declive.
Según la última versión de las autoridades, los dirigentes de Guerreros Unidos, que en ese entonces mantenían el control de Iguala, pensaron que entre los estudiantes había infiltrados de Los Rojos, un grupo rival de narcotraficantes en esa plaza.
Fianza y se va a su casa
A pesar de que la Fiscalía de Illinois ventiló estas reveladoras conversaciones, y que incluso el gobierno del presidente López Obrador solicitara la colaboración del Departamento de Justicia estadunidense para entregar documentación que se sume al proceso judicial, a Pablo Vega Cuevas le fue permitido seguir su proceso en arresto domiciliario por medio de un acuerdo que tanto fiscales como abogados defensores y un juez en ese país acordaron poner bajo llave.
En un extracto del documento número 489 de este caso judicial, se confirma que el 9 de noviembre de 2023 se celebró una audiencia pública en Illinois en la que el juez Jorge L. Alonso concedió una petición sin oposición para que Pablo Vega pudiera llevar su caso fuera de prisión, no sin antes pagar una fianza de comparecencia que alcanzó el monto de 200 mil dólares.
MILENIO encontró, a través de un resumen de la Corte, que Vega Cuevas pagó los 200 mil dólares a través del recibo 4624292872, expediente judicial 1:14-cr-00705-1, radicado en la Fiscalía del Distrito Norte de Illinois, movimiento reflejado con actualizaciones en la Corte el 15 de noviembre del 2023.
Esto se hizo a través de algo llamado “fianzas de comparecencia” que son aquellas que realizan los acusados por delitos penales, bajo promesa de regresar a dar seguimiento en futuros procedimientos judiciales.
Si bien la Fiscalía del Distrito Norte de Illinois reveló en una pequeña síntesis que Vega Cuevas aún no recibe sentencia, se anticipa que tras la fianza y luego de que los fiscales revelaran que el acusado ha cooperado con las autoridades, este no alcanzará las penas máximas.
Vega enfrenta cargos por delincuencia organizada y tráfico de drogas, pero no por ser parte de la organización que presuntamente desapareció a 43 estudiantes en México. Ese es un tema de otro país.
Un guerrero lejos de Ayotzinapa
Apenas unas semanas antes de lo ocurrido en Guerrero, un juez emitió la orden de arresto para dar con Pablo Vega. Fue detenido en Estados Unidos finalmente en diciembre de ese año, cuando en México ya había ocurrido la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela Normal Isidro Burgos.
Desde entonces pasó sus días en un centro de detención en Illinois, localizado a unos 250 kilómetros de la ciudad de Chicago. El 11 de diciembre del 2014 el narcotraficante se presentó acompañado de su abogado, Robert Louis Rascia, del despacho Rascia & Himel Ltd. A partir de entonces se dieron varias idas y venidas entre la Corte y el centro de detención.
Vega comprobó cómo sus colaboradores Arturo Martínez, Alexander Figueroa, Eliseo Betancourt-Pereira, Wilfredo Flores-Santos, Roberto Sánchez, Jose Rodríguez e Isaías Mandujano llegaban a acuerdos de cooperación con los fiscales luego de ser objeto de intercepciones de llamadas por parte de los agentes.
En 2016, apenas soportando el encierro, El Transformer se declaró culpable de cargos relacionados con tráfico de drogas en camiones de pasajeros de México a Estados Unidos. “En julio de 2013 y hasta octubre de 2014 el detenido participó importando venta al por mayor de heroína desde México hasta Illinois. Recibía órdenes de Guerreros Unidos desde México a través de comunicaciones electrónicas. [La heroína] Era enviada en camiones de pasajeros con compartimentos ocultos”.
Su sentencia estaba prevista para diciembre de ese año, pero por distintas razones se fue aplazando a medida de que se presentaban más reportes de investigación. Vega quiso salir en libertad condicional, pero no se lo permitieron. Se pospuso su sentencia para 2017 y tampoco llegó. Después vendría la pandemia del coronavirus y fue inviable. Finalmente, en 2021, Vega Cuevas reiteró su aceptación de culpabilidad por narcotráfico.
A la par, en mayo de ese mismo año, el presidente Andres Manuel López Obrador reveló que habían solicitado a Estados Unidos un expediente que podría estar ligado al caso Ayotzinapa; aunque no reveló más detalles todo apuntaba a que era el caso donde figuraban los mensajes de Pablo Vega.
Ahora El Transformer se encuentra en un domicilio desconocido. En virtud de una orden judicial todos los documentos que revelan las condiciones de la liberación han sido clasificados y sellados, así que tras nueve años Vega Cuevas se encuentra a la espera de una sentencia que, se prevé, podría ser reducida.
Esas 43 familias que desde aquel funesto septiembre de 2014 buscan a sus jóvenes, siguen esperando el esclarecimiento del paradero de sus muchachos.Una trágica historia que probablemente El Transformer conozca de primera mano.