Uno de los retos más difíciles que tendrá México en los próximos años, es sin duda, consolidar un sistema económico que le de solidez al desarrollo integral y sustentable de las inversiones, tanto nacionales, como las que provienen del extranjero. Ante un concierto mundial en el que todos los países recurren a estrategias para atraer capitales, que van desde ofrecer incentivos fiscales, hasta garantizar estabilidad legal y paz social.
Durante el último lustro y más a partir de la pandemia, que infectó no solo a la población mundial, sino también al sistema financiero internacional, se enfrenta una constante preocupación por contener la inflación y bajar las tasas de interés; y se comienzan a ver algunos indicios de un viraje en el modelo a seguir para garantizar crecimiento, con un desarrollo social más justo y equitativo.
Lo he dicho y lo repito, el modelo llamado neoliberal ocasionó una gran concentración de riqueza en pocas
-muy pocas manos- y dejó una pobreza lacerante a la gran mayoría de la población. Esto, obliga a que para no enfrentar conflictos sociales, las acciones gubernamentales recurran a sus presupuestos para generar una gran cantidad de dinero, que permita la contención -No la eliminación- de la marginación y la
pobreza, mediante subsidios materializados en programas sociales. Pero la gran disyuntiva es:
¿Por cuánto tiempo?
¿Cómo ante un muy bajo margen de disponibilidad, se puede desarrollar infraestructura física y social que permita atraer inversiones, al tiempo que amplía servicios básicos en comunidades, ciudades medias y metrópolis urbanas?
¿Cómo superar el gran reto de generar empleos ante un mundo de acelerado desarrollo tecnológico e informático, en el que la robótica y la inteligencia artificial ganan terreno desplazando la mano de obra humana?
¿Cómo garantizar confianza en el marco legal y social, sin afectar a pobres y marginados y promover una cultura empresarial (que no patrimonialista)?
¿Cómo superar la inseguridad y la cultura del delito y la corrupción sin desestabilizar La Paz social dando confianza a quienes invierten a diferentes escalas de la economía?
¿Cómo dar oportunidades reales de realización a todos los individuos por igual?
Aclaro… éstas reflexiones no solo son válidas para México, sino para muchos países fuertes o emergentes en el orbe.
Casi todos los países tienen programas de apoyo sociales y a grupos vulnerables, pero la justa medida es lo que está en discusión. Sin duda es de justicia. Pero,
¿será también de eficiencia?
Estos cuestionamientos son algunos de los que quizá se están haciendo los gobiernos de muchos países, si no es que todos. Y no se trata de una visión catastrófica, simplemente es lo que todos los días nos preguntamos los pobladores del mundo.
Por eso es importante que, por encima de ideologías y modelos de gobierno, sean demócratas o incluso populistas de derecha o izquierda, se busque una solución de ésta ecuación, sin afectar derechos ni imponiendo medidas autoritarias que la historia ha ido desechando por inviables.
Y aterrizando un poco en nuestro universo nacional, vale la pena señalar que hay tres pronunciamientos hechos por la Presidenta electa, que podrían coadyuvar de entrada en una nueva, fresca y renovada estrategia hacia la firmeza económica y social:
- Prosperidad compartida. Habrá que conocer con precisión que se quiere decir con esto. Lo que se podría entender es que todos seremos beneficiarios de la riqueza generada y por generar.
- La construcción de un millón de viviendas durante el próximo sexenio. Muy interesante, porque éste sector es el que mayor efecto multiplicador tiene en la economía, en la inversión directa o colateral, en la activación de otros sectores y en la generación de empleos.
- Polos de desarrollo para el bienestar (PODEBIS) en todas las regiones del país. Que incluyen vías ferroviarias de integración económica en todas las regiones.
Todo esto, solo será viable si mejoramos nuestro sistema judicial, de seguridad, de garantías de derechos y de convivencia pacífica.
Y la sugerencia musical de hoy es: “Son De La Loma”, con con Willy Chirino.