A un pequeño pueblo de pescadores en Veracruz le tocó enfrentar la tragedia, el nuevo rostro de la crisis migratoria que padece México.
Este lunes, la calma de la congregación de Tonalá, Veracruz, perteneciente al municipio de Agua Dulce se perdió con los gritos que llegaban desde la playa. Eran las 10:00 de la mañana y los pescadores que aun estaban trabajando se lanzaron a ayudar a unas personas que estaba expulsando el mar.
Apenas salió el primero con vida, se supo que todos eran migrantes hondureños que viajaban en una lancha rumbo al norte veracruzano, cerca de Coatzacoalcos, cuando la embarcación se hundió.
Una tragedia que ya sabían, no tardaría en ocurrir.
En este pueblo todos saben lo que pasa a unos 100 metros mar adentro. A diario, desde la playa ven pasar grupos de lanchas cargadas de migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos.
Saben que el origen de la ruta inicia en Cuauhtemoczín, Tabasco y termina en Allende, Veracruz, cerca de Coatzacoalcos, donde los esperan vehículos para seguir hacia el sueño americano.
Pero callan. No denuncian pero en secreto confiesan la cruda realidad que ven pasar frente a sus ojos y que no pueden delatar porque viven prácticamente junto a los traficantes que aseguran son tabasqueños y porque la autoridad también es testigo de las lanchas y nadie hace nada.
La lancha que volcó transportaba 11 personas originarias del departamento de Santa Bárbara en Honduras. El resultado de buscar una mejor vida fue devastador. Entre los fallecidos hay un niño de tres años, su mamá embarazada, una mujer más y tres hombres adultos, siete muertos en total. Y todavía hay una persona desaparecida
Todos ellos huían de la pobreza de su país y por eso se lanzaron a la peligrosa aventura de llegar a Estados Unidos, pero primero tienen tienen que sortear los retenes de la Guardia Nacional mexicana, al Ejército y a los agentes migratorios y por eso optaron por usar una nueva ruta más peligrosa por el mar.
Y es que tan solo de Villahermosa a Agua Dulce, un recorrido de dos horas, en la carretera hay desplegados dos grandes retenes de agentes federales y uno más de la Fiscalía. Y la ruta marítima no tiene nada de vigilancia.
Por eso fueron los pobladores los que respondieron ante la emergencia.
Como no han hecho para detener el flujo migrante por el mar, lunes y martes las fuerzas federales, estatales y municipales desplegaron lanchas, helicópteros, drones y vigías desde tierra para encontrar los cuerpos de las personas muertas y buscar al que sigue desaparecido.
Según el organismo, este fenómeno se debe al endurecimiento de la vigilancia de las rutas migratorias tradicionales por parte del gobierno mexicano y los riesgos que implica recorrerlas por la presencia del crimen organizado.
De acuerdo al informe “Mar adentro: migrantes y náufragos en el mar” existen cuatro puntos de internamiento vía marítima, cada uno con diferentes rutas en el sur, sureste, el golfo y norte del país.
La zona donde ocurrió la tragedia, el Golfo de México se califica en el documento como una frontera interna al ser la antesala al estado de Tamaulipas y el sur de Texas. En esta entidad se ha documentado que los migrantes son susceptibles a ser reclutados por el narcotráfico para transporta droga.
Se tiene identificada una ruta clara, la primera parte de Coatzacoalcos hacia la zona de los Tuxtlas donde el transporte es por medio de lanchas rápidas y los perfiles son principalmente de personas centroamericanas y extracontinentales.