“No volverán a engañarnos”, advierten familiares en la marcha por caso Ayotzinapa

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Los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa aseguraron ayer que “no volverán a engañarnos con una verdad histórica” y “no quitaremos el dedo del renglón hasta que el Ejército entregue los documentos que obran en sus archivos y rindan cuentas por la desaparición de nuestros hijos”.

En el 11 aniversario de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, luego de marchar desde el Ángel de la Independencia hacia la explanada del Zócalo capitalino acompañados por defensores de derechos humanos, organizaciones civiles solidarias y estudiantes de diversas normales e instituciones de educación superior, entre otros, exigieron las extradiciones de los presuntos implicados en el caso.

En un mitin frente a las vallas que resguardan Palacio Nacional, Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa, leyó un pronunciamiento en el que demandan “las extradiciones de Tomás Zerón de Lucio, refugiado en Israel, y de Ulises Bernabé, asilado en Estados Unidos”.

Asimismo, solicitaron a los organismos internacionales seguir supervisando las investigaciones “porque nuestra lucha no tiene ningún interés político ni partidista; lo único que anhelamos es encontrar a nuestros hijos y regresar a casa”.

Asimismo, advirtieron que “nuestra lucha será hasta alcanzar la verdad y la justicia”.

A diferencia de la manifestación del jueves a las afueras Campo Militar número 1, donde un grupo de embozados utilizó un camión de carga para tira la reja de dicha instalación castrense y prendió fuego al vehículo, la protesta de ayer, en la que de acuerdo al gobierno de la Ciudad de México participaron 4 mil personas, fue mayormente pacífica.

En un comunicado, la Secretaría de Gobierno capitalina reportó saldo blanco con “algunas afectaciones materiales menores”.

Hubo presencia de unos 130 encapuchados ajenos a los organizadores de la marcha, que hicieron pintas en mobiliario urbano y en las protecciones metálicas que protegían edificios y comercios.

Varios de esos encapuchados, provistos de martillos, picos, mazos y tubos, rompieron los vidrios y protecciones de algunos comercios situados en los portales, frente a la explanada, y sacaron incluso un refrigerador que quedó tirado en la calle 16 de Septiembre. Además, durante la manifestación fueron lanzados algunos cohetones.

Bajo una pertinaz lluvia, los manifestantes avanzaron por Paseo de la Reforma y aseveraron que el caso Ayotzinapa es una “deuda del Estado”, y dijeron que aunque pasen los años, el clamor de justicia permanece. “Ayotzinapa vive”.

Los padres y madres criticaron que la entrada a la explanada del Zócalo haya sido cercada con estructuras de concreto, lo que impidió el ingreso de la camioneta que traía el equipo de audio para el mitin.

No obstante, buscaron alternativas y el sonido llegó. No hubo templete porque “impidieron la entrada de los compañeros que iban a colocarlo, con esas barras de cemento.”

Emiliano Navarrete, padre de José Ángel, dijo que “si ya no quieren que nos manifestamos, dennos verdad y justicia, y castigo a los responsables de esta desaparición forzada.”

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