Desde pequeños engaños hasta grandes falsedades, todas las personas han recurrido alguna vez a ellas. La psicología detrás de la mentira dice que las personas que mienten con frecuencia suelen desarrollar ciertos patrones verbales que ayudan a que sus engaños pasen desapercibidos.
En muchos casos, la mentira se da como un mecanismo de defensa, ya sea para evitar consecuencias negativas, proteger el ego o manipular la percepción de otros. Mentir es una forma de controlar la narrativa a favor de la persona que las dice.
Las mujeres y hombres que mienten habitualmente a menudo lo hacen de manera tan convincente que pueden llegar a creer sus propias mentiras. Esto se debe, en parte, a un proceso psicológico llamado disonancia cognitiva, donde el cerebro justifica una acción para reducir la incomodidad interna.
Tendencias
Las ocho frases más comunes de una persona mentirosa
A lo largo de los años, los expertos han observado patrones comunes entre aquellos que mienten de forma habitual, y la inteligencia artificial ha podido analizar estos patrones a gran escala, dando así, las frases que más dicen las personas mentirosas.
- “Te lo juro por mi vida”: esta frase es una de las más frecuentes en el repertorio de quienes intentan convencer a otros de la veracidad de sus palabras. Es un intento de añadir peso emocional y una falsa garantía de sinceridad. Al recurrir a algo tan significativo como su propia vida, el mentiroso intenta crear un vínculo emocional que haga más difícil que su mentira sea cuestionada.
- “No sé de qué hablas”: acá se busca desviar la atención y simular confusión. El mentiroso finge no entender la acusación o la pregunta, con el fin de evitar confrontaciones directas o detalles que puedan destapar su mentira. La confusión aparente es una técnica de evasión.
- “Nunca he dicho eso”: aquí, la persona niega de manera tajante lo que en realidad dijo o hizo. Esta negación absoluta es una estrategia para hacer que la otra persona dude de su propia memoria o percepción. A menudo, se usa en discusiones donde la evidencia podría ser interpretada de manera ambigua.
- “Lo hice por tu bien”: usada comúnmente cuando se descubre una mentira o acción cuestionable, esta frase intenta convertir la mentira en una justificación moral. El mentiroso presenta su engaño como un acto altruista o como algo necesario para proteger al otro.
- “No es lo que parece”: esta frase busca sembrar la duda en la mente de la otra persona, al sugerir que su interpretación de la situación está equivocada. La clave aquí es confundir a la otra persona, permitiéndole que ponga en tela de juicio lo que ve o entiende.
- “Es una malinterpretación”: similar a la anterior, pero con una dosis adicional de defensa. El mentiroso insinúa que las intenciones o los hechos fueron entendidos incorrectamente. Es una manera de evitar asumir responsabilidad y redirigir el enfoque hacia un supuesto error de percepción.
- “Te lo explicaré más tarde”: una frase utilizada para posponer una aclaración que puede desvelar la mentira. Este tipo de respuesta deja la puerta abierta para no dar una respuesta inmediata, lo que permite al mentiroso ganar tiempo y quizá alterar la narrativa.
- “Todos lo están haciendo”: este tipo de frase se usa para crear una sensación de normalidad o justificación social. El mentiroso intenta hacer que su acción o comportamiento parezca común, como si no fuera algo tan malo o fuera de lugar. Es una táctica para relativizar la mentira y disminuir la presión sobre sí mismo.
Las frases que utilizan los mentirosos tienen en común que están diseñadas para crear confusión, manipular la percepción de los demás o reducir la posibilidad de confrontación directa. De acuerdo con estudios sobre comportamiento verbal y no verbal, la manera en que se estructura una mentira es crucial para que sea aceptada.
Las personas tienden a confiar en la consistencia emocional y el lenguaje corporal, por lo que los mentirosos a menudo emplean frases que parecen de sentido común o apelan a la emocionalidad.
semana.com