Raúl Canseco Fuentes, un joven que inspira y llena de orgullo a su familia

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No existe obstáculo en el mundo, cuando el deseo de distinguirse es tan enérgico que, sin importar los sacrificios y esfuerzos de la mamá y abuelos, detenga las metas a alcanzar.

En la ciudad y puerto de Salina Cruz, Oaxaca, tuve el gusto de conocer a Raúl, cuando apenas tenía 5 años. Un niño que jugaba en e l patio de su casa y en la calle de Barrio Nuevo, cuando se le escapaba a su mamá o abuelos.

 Nieto de la Maestra María del Carmen Fuentes Santos (*) y de Don Moisés  (Paz) Canseco Sánchez de  oficio pesquero, del abuelo, nació el sueño de ser marinero del pequeño Raúl;  sueño que fue creciendo cuando conoció al hoy esposo de su tía Alejandra (hermana de su mamá) un veracruzano Capitán de Fragata egresado de la Heroica Escuela Naval Militar, Josué Amador Hernández.

El pequeño Raúl, creció teniendo en mente que estaba destinado a tener una carrera que lo llevara a viajar en barco por los mares del mundo. Siempre soñó que algún día sería un oficial de la armada de México. En platicas con su mamá, Jazmín, al finalizar el día y en la privacidad de su alcoba, le confiaba una y otra vez su sueño por estudiar en la Heroica Escuela Naval Militar. Así transcurrió su infancia y juventud acariciando ese sueño que algún día se convertiría en realidad.

Su mamá Jazmín, actualmente convertida en Educadora, a pesar del bajo salario que gana en su profesión, nunca se dobló y mucho menos canceló las aspiraciones del jovencito Raúl por convertirse en un oficial de la Armada de México.

Hay una frase que dice: “El tiempo pasa volando” y no hay dudas de que el tiempo es un recurso muy escaso. Claro, a menos que lo usemos sabiamente, y eso fue precisamente lo que hizo la familia Canseco Fuentes, primero con sus tres hijos: Jazmin, Alejandra, Moisés y después con el nieto Raúl, que nunca desfallecieron por apoyar a su hija con hacer realidad el sueño del pequeño Raúl.

Por un lado, el esfuerzo de los abuelos y mamá Jazmin, pero sobre todo con la dedicación, esfuerzo, trabajo, disciplina y cariño por su carrera del joven Raúl Canseco Fuentes, hoy lo vemos navegando por los mares del mundo en su viaje de preparación en el buque velero Cuauhtémoc “El Caballero de los Mares” .  Su sueño convertido en realidad.

Desde el cielo, su abuelita María del Carmen, debe estar feliz y orgullosa de su nieto Raúl, aquel niño que vio crecer y desarrollarse hasta convertirse en un Cadete de la Heroica Escuela Naval Militar, a quien la vida le permitió visitarlo en sus instalaciones de Antón Lizardo, Alvarado Veracruz. Hoy, desde su nueva morada, estará pidiéndole al oído, al Padre Jesús, que lo lleve y guie a puerto seguro. Que los mares del mundo estén en calma para una travesía tranquila y sin contratiempos.

Comparto esta historia, como un referente para los jóvenes que sueñan con convertirse en   profesionistas exitosos, que vean que no existen trabas ni obstáculos tan grandes que  impidan correr detrás de ese sueño.

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