Fármaco natural podría detener la muerte neuronal relacionada con el Alzheimer, estudio

0
11

Un fármaco natural con origen en una proteína humana podría ralentizar la muerte neuronal causada por el Alzheimer, según un estudio reciente que sacude las bases del entendimiento actual de esta enfermedad neurodegenerativa.

La investigación, publicada en Cell Reports Medicine, es liderada por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, y propone un enfoque inédito: frenar la pérdida de neuronas con una sustancia ya presente en el cuerpo humano, lo que abriría la puerta a terapias más seguras y accesibles.

¿Un “antídoto” natural contra la neurodegeneración?

El estudio centra su atención en la progranulina, una proteína natural clave para la supervivencia neuronal. Los científicos lograron diseñar un fármaco a partir de esta proteína que, en modelos animales, logró frenar de forma significativa la muerte de neuronas en etapas tempranas del Alzheimer. Esta intervención no detuvo la formación de placas amiloides, pero sí interrumpió el proceso de autodestrucción neuronal.

El hallazgo podría cambiar la narrativa predominante en torno a las terapias anti-Alzheimer, muchas de las cuales han fracasado por enfocarse únicamente en las placas y ovillos neurofibrilares. La muerte neuronal —no las placas— es la que más correlaciona con la pérdida de memoria y deterioro cognitivo.

¿Qué es la progranulina y cómo actúa?

La progranulina es una proteína con funciones múltiples en el cuerpo humano, incluyendo la modulación de la inflamación, la promoción del crecimiento celular y la protección neuronal. Los niveles bajos de progranulina se han relacionado previamente con demencias frontotemporales.

Según los investigadores, al administrar versiones modificadas de esta proteína —conocidas como granulinas— lograron reducir el estrés celular y disminuir la activación de las vías de muerte neuronal programada, como la necroptosis, que se acelera con la edad.

Alzheimer y muerte neuronal: una relación ignorada por años

Durante décadas, los tratamientos contra el Alzheimer se han centrado en atacar las placas de beta amiloide. Sin embargo, muchos pacientes con placas no presentan síntomas clínicos, lo que indica que estos depósitos pueden ser consecuencia más que causa.

Lo que sí ocurre de forma progresiva e irreversible es la muerte de las neuronas. Esta nueva investigación propone que frenar ese proceso celular específico, sin necesidad de eliminar las placas, podría tener un mayor impacto clínico en la calidad de vida de los pacientes.

De la ciencia al tratamiento: ¿cuándo podría llegar esta terapia?

El fármaco basado en progranulina aún está en etapa preclínica. No obstante, los resultados en modelos animales —como ratones modificados genéticamente— han sido tan prometedores que los investigadores ya planean ensayos en humanos para 2026.

Esta potencial terapia tendría la ventaja de estar basada en una proteína ya producida por el organismo, lo que podría minimizar efectos adversos y facilitar su regulación. No sería una cura, pero sí un freno, una tregua en una enfermedad que no da respiros.

¿Por qué este hallazgo impacta el enfoque terapéutico global?

Actualmente, el mercado de fármacos para Alzheimer supera los 5 mil millones de dólares anuales, con medicamentos que ofrecen beneficios marginales y generan efectos secundarios graves. La mayoría han sido diseñados para modificar la actividad de las placas amiloides sin éxito clínico comprobado.

El nuevo enfoque, basado en mecanismos de protección celular endógenos, podría inaugurar una nueva generación de tratamientos menos invasivos y más fisiológicamente integrados.

¿Qué dicen los expertos en neurociencia?

Para el Dr. David Bennett, neurólogo y coautor del estudio:

La muerte de las neuronas es como un suicidio celular lento y programado. Si logramos detener ese proceso, aunque no desaparezcan las placas, podemos cambiar la trayectoria de la enfermedad”. 

Una frase que, por sí sola, condensa el cambio de paradigma que representa este fármaco natural.

Otros expertos han reaccionado con cautela pero con esperanza. La revista Cell Reports Medicine subraya que se trata de una línea prometedora que requerirá validación en humanos y análisis a largo plazo.

¿Qué implicaciones tiene para la medicina natural y regenerativa?

Aunque este fármaco se basa en un componente natural del cuerpo humano, no debe confundirse con tratamientos alternativos o suplementos que prometen efectos similares sin respaldo científico.

Sin embargo, el hecho de que una molécula interna sea la clave terapéutica refuerza el potencial de la medicina regenerativa, que busca restaurar funciones celulares desde el interior y no solo bloquear síntomas externos.

¿Estamos ante una nueva era de terapias neuroprotectoras?

Este hallazgo se suma a una tendencia creciente en la neurociencia: proteger, más que atacar. La medicina del futuro no buscará destruir células enfermas, sino mantener vivas y funcionales a las que aún sobreviven. Una filosofía menos violenta, más orgánica y posiblemente más efectiva.

Y si ese futuro comienza con una proteína que todos llevamos dentro, quizás el camino no sea tan largo como parece.

¿Qué debemos esperar como sociedad ante esta noticia?

El Alzheimer es una de las enfermedades más devastadoras de nuestro tiempo. Con más de 55 millones de personas afectadas en el mundo, cualquier avance es motivo de esperanza, pero también de precaución. 

Este estudio no ofrece un milagro, pero sí una nueva línea de pensamiento: tal vez la solución para una mente que se desintegra esté ya en el cuerpo que la contiene. Tal vez, como en las tragedias griegas, el héroe siempre estuvo dentro del conflicto.

Pero mientras los ensayos clínicos llegan y la ciencia da su veredicto final, es fundamental que las personas interesadas en tratamientos naturales o emergentes consulten con un médico especialista. El cuerpo humano es sabio, pero no infalible. Y la mente, más que nunca, necesita ciencia.