El ambicioso proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec vuelve a situarse en el centro del debate nacional tras un nuevo corte de obra: la Línea K registra un avance del 87.68 %, informó la Secretaría de Marina, con fecha estimada de conclusión para junio de 2026.
El dato reviste relevancia no solo por su magnitud, sino por lo que representa: la rehabilitación de vías férreas, la construcción de estaciones, puentes, patios de carga y drenajes que prometen reconectar las costas del Golfo de México con el Pacífico, abriendo una ruta logística alternativa a las saturadas redes del norte y bajío del país.
Detalles técnicos y estructura de la Línea K
La Línea K está dividida en tres tramos principales: de Ciudad Ixtepec a Tonalá; de Tonalá a Huixtla; y de Huixtla a Ciudad Hidalgo (Chiapas).
El tramo Ciudad Ixtepec–Tonalá ya va al 99.44 % y está en fase de pruebas.
El resto de los tramos muestran avances menores, aunque sostenidos: Tonalá–Huixtla al 79.23 % y Huixtla–Ciudad Hidalgo al 84.36 %.
En total, la obra contempla 14 estaciones, 439 puentes, múltiples laderos, patios ferroviarios y más de 600 obras de drenaje, infraestructura esencial para hacer viable un corredor de carga de largo recorrido.
¿Qué significa este avance para la conectividad y la industria?
Para las autoridades federales, la Línea K representa una apuesta estratégica: detonar un nuevo mapa logístico que impulse el desarrollo del sur-sureste del país, con polos industriales, parques logísticos y una conexión marítimo–ferroviaria capaz de reducir tiempos y costos de transporte.
Para empresas, transportistas e inversionistas, cada porcentaje de avance representa una señal de estabilidad —y de oportunidad real—. Un corredor funcional, confiable y competitivo podría ampliar rutas comerciales, diversificar zonas industriales y ofrecer una salida al mar para mercancías provenientes del centro-sur, sin depender exclusivamente de los puertos tradicionales saturados.
¿Cuáles son los retos que siguen presentes?
A pesar del avance visible, el proyecto aún debe superar varios desafíos antes de operar de lleno:
De las 14 estaciones proyectadas, las obras de instalación presentan un avance general del 47.67 %.
Las regiones del corredor —especialmente en Oaxaca y Chiapas— requieren una infraestructura complementaria de servicios: energía, transporte local, seguridad, alojamientos y logística para que los polos industriales sean atractivos.
La confianza empresarial depende ahora de que los tramos concluyan a tiempo, que la operación sea eficiente y que los costos-beneficios superen los riesgos de cambiar cadenas logísticas ya consolidadas en otras regiones del país.
Con información de Diario del Istmo


