Ni a los 55 años ni los 60 ni mucho menos 70: esta es la edad ideal para abandonar las bebidas alcohólicas según neurólogo

0
20

La cerveza y otras bebidas alcohólicas ocupan un lugar protagónico en las reuniones sociales, celebraciones y encuentros cotidianos. Su sabor, su capacidad para relajar y su valor cultural la han convertido en un clásico universal. Sin embargo, pese a su popularidad, sigue siendo una sustancia con efectos tóxicos para el organismo, especialmente para el sistema nervioso. Con el paso del tiempo, esos efectos se vuelven más visibles y pueden tener repercusiones significativas en la salud cognitiva.

Cerveza. Fuente: Archivo

El neurólogo estadounidense Richard Restak advierte sobre esto en su último libro, donde analiza el impacto del alcohol en las neuronas, células esenciales para la memoria, el pensamiento y otras funciones cerebrales. Según el especialista, el consumo de alcohol —incluso en cantidades moderadas— provoca daño neuronal, y ese daño se vuelve más preocupante a medida que avanza la edad. Por eso, asegura que existe un punto específico en la vida en el que lo mejor para el cerebro es renunciar a esta sustancia de forma definitiva.

Cerveza. Fuente: Archivo

ENVEJECIMIENTO CEREBRAL, NEUROPROTECCIÓN Y RIESGOS ADICIONALES

Restak es claro y directo: los 65 años representan el límite. A partir de esa edad el cuerpo comienza a perder neuronas con mayor facilidad, y aunque la pérdida total no es muy alta —entre un 2% y 4% a lo largo de la vida—, cada célula cuenta. Preservarlas puede marcar la diferencia en la calidad cognitiva en la vejez, permitiendo mantener la memoria activa, la claridad mental y la capacidad de razonamiento. “Si tiene 65 años o más, recomiendo que se abstenga permanentemente del alcohol”, insiste el experto.

La recomendación no surge solo de la pérdida neuronal, sino también de los riesgos asociados al consumo prolongado de alcohol. Diversos estudios relacionan la ingesta continua con una mayor probabilidad de desarrollar Alzheimer u otros tipos de demencia, en gran parte debido al estrés oxidativo y a la inflamación cerebral producida por el alcohol. A esto se suma otro peligro silencioso: las caídas. En adultos mayores, una caída puede tener consecuencias graves, desde fracturas hasta lesiones cerebrales o incluso la muerte.

Dejar el alcohol a los 65 no significa renunciar al placer social, sino priorizar la salud cerebral para transitar el envejecimiento con lucidez, autonomía y memoria intacta. La advertencia del neurólogo abre una invitación a reflexionar sobre los hábitos cotidianos y a considerar que el bienestar mental, muchas veces, depende de decisiones que parecen pequeñas pero que se vuelven determinantes con el paso del tiempo.