Pemex: ¿Por qué la reestructura no sería suficiente?

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La reciente reestructura organizacional de Pemex, aprobada por su Consejo de Administración el 22 de mayo, busca hacer frente a una crisis financiera y operativa sin precedentes. A través de un nuevo modelo de integración vertical, la petrolera estatal planea eliminar duplicidades, reducir costos y mejorar su eficiencia interna. Entre las primeras acciones, destaca la eliminación de aproximadamente 3 000 plazas de confianza —menos del 1.4 % del total— y la creación de una nueva dirección de Comercialización, además de reforzar otras áreas clave. Se estima un ahorro cercano a 4 798 mdp entre 2025 y 2026, equivalentes a 3 532 mdp este año y 1 266 mdp al siguiente.

Sin embargo, expertos alertan que esta estrategia, aún con beneficios a corto plazo, ofrece soluciones superficiales frente a los retos estructurales que aquejan a la empresa. Arturo Carranza, director de Proyectos de Energía en Akza Advisors, advierte que la nueva estructura tardará en aterrizarse, y para entonces puede ser demasiado tarde: “Con esta nueva integración van a tomar un tiempo en ajustes… ¿le va a dar tiempo para atender los problemas que reclaman una solución urgente?”.

La reestructura contempla una redefinición de tres áreas sustantivas: exploración y producción, transformación industrial (ahora Procesos Industriales) y logística, reforzada con una unidad de Salvaguardia Estratégica. También se creó una dirección enfocada en energías renovables, incluyendo eólica, offshore y litio. Aunque estas medidas buscan diversificar y modernizar a Pemex, los críticos señalan que mantener a los mismos cuadros directivos —como los recién ratificados Ángel Cid Munguía en Exploración y Producción— limita el impacto real del cambio.

Asimismo, las críticas apuntan a que, pese a la reducción de puestos, la burocracia no disminuye: se eliminan subdirecciones y gerencias, pero al mismo tiempo surgen nuevas estructuras administrativas, lo que contradice la narrativa de austeridad. Un análisis de Energy Magazine señala que la reestructura podría aumentar el gasto y consolidar redes internas, más que propiciar ahorros reales.

Los problemas financieros de Pemex son severos: supera los 101 000 mdd en deuda financiera, adeuda unos 20 000 mdd a proveedores y su producción de crudo se sitúa en 1.6 mbd, por debajo de las metas establecidas. Adicionalmente, ha ejecutado casi la mitad de su presupuesto de inversión para 2025 en sólo tres meses, lo que amenaza la continuidad de programas prioritarios como exploración, mantenimiento y perforación de nuevos pozos.

En síntesis, aunque la reestructura ofrece ahorros y mejora organizacional, los especialistas coinciden en que no resuelve los problemas de fondo: la persistente deuda, la falta de liquidez, la caída productiva y una gobernanza deficiente. El tiempo, aseguran, se agota, y sin una transformación profunda que incluya cambios en el liderazgo, mayores inyecciones de capital transparente y acceso a financiamiento externo, las medidas actuales podrían quedarse cortas.

Con información de Diario del Istmo