Málaga, España – El Teatro Cervantes fue testigo de un acontecimiento cumbre de la escena española: el maestro de la actuación, José Sacristán, se subió al escenario para dar vida al legado de otro pilar fundamental de la cultura española: Fernando Fernán-Gómez. La obra, titulada “El hijo de la cómica”, no es solo una representación, sino un sentido y profundo homenaje que une a dos generaciones de genios.
La obra que presenta en un monólogo es un tributo al maestro Fernando Fernán-Gómez. Con la frase “Hay que recordar, hay que recordar” proyectada en una gran pantalla,daba inicio la historia que llevaría al público por una experiencia auténtica.
Atravesado por la sombra de un personaje que avanza con su equipaje al ritmo del tango “Caminito” da inicia la puesta en escena se basa en “El Tiempo Amarillo”, la primera parte de las memorias de Fernán-Gómez.
Sacristán se desdobla con maestría para encarnar la infancia, la juventud y el complejo entorno familiar del autor, director y actor, cuyo ingenio y carácter dejaron una huella imborrable en el cine y el teatro español del siglo XX.
El guión transporta al público a la vida de Fernán-Gómez, criado en gran parte por su abuela, mientras su madre, la cómica, recorría los escenarios. Sacristán, con una economía de gestos y una voz camaleónica, no solo interpreta a Fernán-Gómez, sino también a la abuela y a la cómica, demostrando porqué es considerado una leyenda de las artes escénicas viva.
El montaje es sencillo. El público vive una lección de Interpretación minimalista.
Lo que eleva a esta producción a la categoría de obra magistral es su escenografía deliberadamente austera. La puesta en escena se apoya únicamente en la inmensa capacidad de Sacristán y objetos simbólicos. Sacristán, concentrado, interactúa con una silla en el escenario, que simula ser un personaje. Una simple silla se transforma, en sus manos, en un personaje completo, permitiendo que la palabra y el cuerpo del actor sean los verdaderos protagonistas.
La narrativa se enriquece con el uso de imágenes de archivo proyectadas, que muestran al propio Fernán-Gómez desde su niñez hasta su madurez, así como instantáneas de su madre cómica en sus días de gloria. Estos destellos visuales contextualizan la época y dan un rostro a los recuerdos que Sacristán narra.
Collage de fotografías, mostrando a una mujer joven y sonriente (la cómica) junto a fotos de un niño creciendo hasta ser un joven adulto, representando a Fernán-Gómez.
Imperdonable y falta de respeto son los móviles
La profunda inmersión lograda por Sacristán se vio interrumpida anoche por la falta de civismo de algunos asistentes. En dos ocasiones, el actor detuvo la representación con un gesto molesto y un silencio cortante, provocado por el sonido de dos teléfonos móviles.
Este parón sirvió, no obstante, como un poderoso recordatorio de la fragilidad del acto teatral y la necesidad de un respeto absoluto por el arte que se está presenciando. Tras la pausa, Sacristán reanudó la función con el mismo rigor, reafirmando el triunfo del arte sobre la distracción.
Al finalizar la función, el público del Cervantes se puso en pie y el teatro estalló en una gran ovación que duró varios minutos. Sacristán salió varias veces a saludar, visiblemente emocionado por la respuesta. Al micrófono, el maestro agradeció al público con sencillez y efusividad: “Gracias Málaga por su cariño. Fue una noche especial”.
El público abandonó el recinto con una sonrisa, comentando tanto la brillantez de la interpretación de Sacristán como el incidente de los móviles, que solo sirvió para acentuar la pasión y el compromiso del actor con su arte.
Próxima Parada para el “El hijo de la cómica” continúa su periplo por la geografía española. Si bien los detalles específicos de las fechas están en constante actualización a través de los circuitos de teatro, la obra forma parte de las programaciones en diversas ciudades españolas, siendo un evento ineludible para los amantes del teatro de alta calidad.


