
La diabetes, que tan solo en 2023 cobró la vida de 110 mil personas en México, sigue siendo una emergencia creciente en el país que genera costos insostenibles en el sistema de salud, superando los 50 mil millones de pesos anuales, advirtieron especialistas.
Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora cada 14 de noviembre, expertos hicieron un llamado a priorizar la prevención, endurecer la regulación y blindar las políticas públicas ante la influencia de la industria refresquera.
En 2024, la diabetes causó 112 mil 641 muertes en el país, según cifras preliminares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Además, 14.6 millones de adultos viven con la enfermedad (18.3 por ciento de la población), conforme al Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), pero alrededor de la mitad no lo sabe.
La diabetes es una condición muy frecuente en México: más de 14 millones de personas adultas viven con ella, y cerca de la mitad no lo sabe. Este desconocimiento retrasa su atención adecuada y aumenta el riesgo de presentar complicaciones en el corazón, los riñones, la vista y el sistema nervioso”, alertó a EFE Gisela Ayala, directora ejecutiva de la Federación Mexicana de Diabetes.
Este panorama, advierten organizaciones, no puede entenderse sin el papel del alto consumo de bebidas azucaradas. Un estudio publicado en Nature Medicine estimó que 30 por ciento de los nuevos casos de diabetes tipo 2 en México (169.425) y 14.9 % de las muertes por este padecimiento son atribuibles a estas bebidas.
También están vinculadas a 9.2 por ciento de los decesos por enfermedades cardiovasculares.
Apostar por prevenir la diabetes
Paulina Magaña, coordinadora de Salud Alimentaria en El Poder del Consumidor urgió a cambiar el enfoque del tratamiento a la prevención de esta enfermedad.
Los recursos para el tratamiento ya no son suficientes, un sistema de salud enfocado en tratar la diabetes está siendo insostenible. Lo que se tiene que hacer es ver hacia la prevención, pensar en cómo bajar este alto consumo”, dijo.
Magaña sostuvo que el Estado debe equiparar las bebidas azucaradas con otros productos considerados de riesgo sanitario.
“Decir que es un producto de riesgo lo pone a la par de productos que dañan la salud como los cigarros o bebidas alcohólicas. Por eso estamos pidiendo a la Cofepris (Comisión Federal Contra Riesgos Sanitarios) que declare este producto de riesgo”, señaló.
La especialista alertó que consumir “una lata de refresco al día”, algo habitual en México, es suficiente para detonar factores inflamatorios asociados a diabetes y enfermedades cardiovasculares, “independientemente de si la persona tiene obesidad o no”.
Reducir el consumo a “menos de una lata diaria o que no sea diario” tendría beneficios sustanciales, aseguró.
De no actuar, el país enfrentará más muertes, costos sanitarios crecientes y un aumento de complicaciones incapacitantes, como amputaciones y ceguera. También preocupa el componente adictivo del azúcar. “Es inevitable que la gente se vuelva adicta al azúcar. Nos han hecho adictos al azúcar”, subrayó Magaña.
Especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) recordaron que desde 2014 el impuesto a bebidas azucaradas redujo su compra entre 6 y 12 por ciento, con mayor impacto en hogares de bajos ingresos, y que el etiquetado frontal de advertencia ha disminuido en 10.7 puntos la presencia de sellos de exceso de azúcares en bebidas, lo que confirma la eficacia de estas políticas.
El economista del INSP, Juan Carlos Salgado, destacó que “el impuesto a las bebidas azucaradas ha sido efectivo para reducir las compras y generar beneficios económicos netos a nivel social”, mientras que el etiquetado ha reducido la intención de compra y promovido la reformulación sin elevar el uso de edulcorantes.
Los expertos coincidieron en que sin una ofensiva regulatoria que eleve el impuesto a 20 %, cierre la publicidad infantil y declare a las bebidas azucaradas como productos de riesgo, México continuará perdiendo miles de vidas por una enfermedad prevenible.
Con información de EFE

